Todos tenemos obstáculos que nos frenan, nos traban, nos
complican la existencia y nos sacan las ganas de todo.
Todos tenemos esa piedra
en el zapato que nos hace querer dejar de caminar. La cuestión está en practicar
a base de golpes y pasar los obstáculos uno a uno, a medida que vamos creciendo
con ellos.
Hay que entender, que los problemas no vienen para derribarnos, si
no, para hacer que nos esforcemos más y aprendamos a ser personas diferentes.
Hay que aprender a mirar con más precisión para poder saber cuáles son las cosas
que creemos que nos frenan, y cuáles son las que lo hacen realmente.
Hay que saber
ver cuál es exactamente la piedra en el zapato, y decidir qué es lo mejor para
nosotros, si sacarla, o aprender a caminar con ella.
Que la piedra en el zapato no te frene. Si es necesario,
camina más despacio… pero nunca dejes de andar.
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