Título: Al final de la calle 118
Autora: Clara Cortés
Editorial: Plataforma Neo
Páginas: 352
Sinopsis: Vivir al final de la calle 118 no es fácil. La madre de Valeria y Raven las abandonó hace años sin dar explicaciones y ambas han tenido que aprender a ganarse la vida. Mientras Valeria tiene un insignificante trabajo como modelo, su hermana patea la ciudad en busca de hombres a los que seducir para pagar el alquiler a cambio de sus servicios. Valeria pensaba que todo seguiría así para siempre… hasta que escucha la música de aquel chico al final de la calle, junto a su casa, y sus miradas se cruzan. Desde ese momento, una serie de curiosas coincidencias llevará a los personajes de esta novela a cambiar sus vidas como nunca se hubieran imaginado. Gracias a Ediciones Granica por el ejemplar.
Este es un libro que en un principio me entró por los ojos,
y es que miren esa portada, es sencillamente hermosa. Hasta la fuente de texto
y el color son perfectos. El titulo me resultaba original, había leído buenas
opiniones sobre la autora, y el argumento del libro me gritaba que tenía que
leerlo, así que fui por él.
“Al final de la calle 118” cuenta la historia de Raven y
Valeria, dos hermanas que fueron abandonadas por su madre años atrás, y que
hasta el momento sobreviven como pueden en una habitación de alquiler. Valeria
es nuestra principal protagonista, ella se gana la vida trabajando como modelo mientras
que Raven se las arregla siendo prostituta. La vida para ellas no es fácil,
solo se tienen la una a la otra en un mundo que no ayuda mucho.
Valeria tiene 17 años y es quien lleva adelante sus vidas,
por decirlo de alguna manera. Es quien saca a Raven de todos los líos en los
que se mete, y su vida es una amargura constante. Pero algo novedoso aparece en
su vida para ponerla más patas para arriba de lo que ya está. Simón es un joven
guitarrista que aparece de la nada y que hace que los días de Val se vuelvan más
coloridos.
Esta historia me gustó principalmente por la dureza y
franqueza con la que es expuesta.
Muestra la lucha constante de dos adolescentes por sobrevivir, por mejorar, por
salir a flote pese a todo. Por otro lado también habla sobre los cambios que
trae la vida, esos hechos impredecibles que pueden arruinarlo todo, y de esos
que pueden encender la luz donde la oscuridad lo había acaparado todo. El
choque de sensaciones durante el avance de las páginas es exquisito.
La vida es así, rota, con hierba seca entre los huecos que deja la piedra de los adoquines.
La historia en líneas generales es muy profunda, intensa y
toca temas muy delicados, pero a la hora de leerla no sentí que me estuviera
trasmitiendo todo lo que debía. Los personajes están bien, Simon es el típico chico
y las hermanas no tienen nada que ver una con la otra. La historia de amor es
un poco lenta para mi gusto pero agradable de todos modos.
La lectura fue mi mayor problema. No está mal tampoco, pero
no me engancho y me genero esa desesperación por continuar leyendo que cada
tanto me pasa. Fue normal, no me moría por saber lo que iba a pasar, pero lo
que leía me gustaba, aunque a un ritmo extraño. La forma de narrar de la autora
es algo que me gusta. Lo hace de manera sencilla, con bastantes comparaciones,
y aunque esto es lo que vuelve a la lenta, note la narración bien delicada, así
que no puedo negar que me gustó, aunque no logré apreciarla del todo.
El final es sorpresivo. Durante toda la novela leía previsibilidades, así que me quede con
la boca abierta cuando llegué al final porque no me lo esperaba para nada. Aunque
me gustó sorprenderme, no estoy especialmente contenta, pero le doy un punto a
la sorpresa.
Después de haber pensado durante tanto tiempo en la portada
y en lo bonita que era, me desilusioné, porque nada tiene que ver con la
historia. Pero es un detalle no insignificante, pero con poca importancia.
A pesar de todos los puntos débiles que encontré en la
novela, la historia es brutal! No pude evitar que se me aflojaran las
emociones. La trama es muy fuerte, toca temas que es imposible que no te movilicen
y la delicadeza con la que la autora lo cuenta, casi como si fuese poesía,
hacen que sea casi inevitable la piel de gallina.
“Es curioso ver cómo funciona el mundo, y también lo es ver cómo funcionan las personas. Me resulta extremadamente fascinante su comportamiento porque, aunque puede dar la sensación de que sí, en realidad no hay reglas, ni pautas a seguir, ni nada puede ser determinado. Cada uno somos un universo completamente distinto y podemos intentar generalizar todo lo que queramos, pero siempre habrá excepciones para todo porque nadie es igual. Nadie se salva de nada, aunque sea más guapo, más alto o más brillante... Y precisamente, no serlo no te deja fuera de la rueda de acontecimientos que es la vida.”
Tengo emociones encontradas para con este libro. Tiene cosas
que no me gustan y cosas que me atrapan. Algo que quiero destacar antes de
terminar la reseña, es el estilo tan personal de narración que tiene la autora
a su corta edad. Es admirable. Le tengo fe a sus próximas obras en el futuro.
En fin, “al final de la calle 118” habla sobre la vida
misma, sobre las lecciones del camino, sobre auto superarse, sobre la amistad y
el amor en todos sus potenciales. Es una historia intensamente especial, que quizás
no sea para todos, pero depende el momento emocional que uno esté pasando, esta
historia puede meterse bajo la piel del lector.
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