Título:Generación cero
Saga: Última generación #2
Autora: Agustina Caride
Editorial: Blok - Ediciones B
Páginas: 304
Desde que nacen, La Central les implanta un microchip -el lex- en el dedo pulgar. Todos los ciudadanos están obligados a llevarlo. Es su código de identidad, un número para el sistema, una forma perfecta de control. ¿Quién podrá escapar del ojo de La Central? León, Kira, Milo, Rebeca y Renata lo han hecho. Ellos son ¿resistencia¿, no llevan lex. Han puesto en jaque al sistema y ahora hu¬yen por caminos laterales, evitando helicámaras y controles, en un intento desesperado por no ser detectados y llegar al Tándanor. Allí se encuentra Videla Balaguer, el padre de las gemelas y fundador de El clandestino, el diario de la resistencia. Pero cuando la ayuda no aparezca por donde la esperan, el hambre aceche, los celos se interpongan y las traiciones estén a la vuelta de la esquina; ellos deberán decidir si es cierto que la libertad de una sociedad adormecida vale más que la propia vida.
La verdad es que no sé cómo encarar esta reseña sin perder
la objetividad, pero estoy tan decepcionada que no estoy segura de sí soy capaz
de manejarlo.
Generación cero es la parte conclusiva de una bilogía que
salió este año y que creo muchos queríamos leer. Se la promocionó mucho y se
llevó el listón demasiado alto, tanto que eso generó la inevitable decepción en
muchos de quienes esperábamos leerla. En mi reseña de "Última generación", podrán
conocer los datos principales de esta historia y mi punto de vista en algunos
aspectos del libro, y de esa manera, entender completamente mi opinión en este
momento.
En esta oportunidad tenemos a León y su grupo de
resistentes, esperando. Esperando y esperando, tramando un plan que llegué a
pensar que no se revelaría nunca. La trama consiste en resistir. Escapar y
esperar, intentar derrocar un sistema a través de la paz, con un pequeño grupo
de gente que lucha “tirando papelitos” contra un sistema fuerte y que lo
controla todo. Díganme si la simple idea de eso no es algo absurda… porque lo
es. Eso es básicamente todo lo que pasa en este final de bilogía, y perdón si
resulto demasiado dura con mis palabras, pero tenemos un libro de 300 páginas
en donde en 260 no pasa absolutamente nada, después tenemos una transición de
algunas en donde se revelan algunas cosas y suceden otras que son poco creíbles,
y luego todo sucede en las últimas 15 páginas.
La vida debe circular, pensó mirando las nubes. Como lo hace la sangre. Porque cuando la sangre se detiene, se estanca. Cuando el agua no fluye, se pudre.
Otra desventaja son los personajes. No existió manera de que conectara con ninguno, ni siquiera de que me cayeran un poco bien. No es que los odie ni nada de eso, pero no sentí apego hacia ninguno, en este libro son completamente planos, y en los momentos en los que es evidente el intento de sentimientos, a mí no me transmitieron nada. Por otra parte, me costó ubicarme con ellos en la primera parte del libro, a algunos no los recordaba o no podía entablar las relaciones que tenían entre sí, me hubiese gustado que la autora lo hubiese dejado claro desde el principio, y de esa manera evitar el desgaste que se siente con la introducción.
Personalmente, siento que la historia no está mal, hay
muchas cosas que son súper interesantes e incluso originales, pero sobra información
redundante y faltan detalles clave. Creo que es un problema de organización de
lo que sucede, considero que esta es una historia que se podría haber explotado
mucho pero que no se pudo lograr.
La pluma de Agustina es lo que rescato de todo, la autora
tiene una prosa delicada y que fluye, se lee fácil y te entretiene, el problema
estuvo en que muchísimos momentos se iba por las ramas, haciendo que al final
se pierda el hilo de la lectura. Me costó mucho terminar el libro, estuve una
semana con él, leyendo de a 20 o 30 páginas y después me veía obligada a parar
porque o no lograba concentrarme con lo que leía, o simplemente me aburría de
escenas que no aportaban absolutamente nada a lo que importaba en la historia.
Mi personaje favorito fue Kintukewun, y lo fue también en el
primer libro, y en este se le dio tan poca importancia que me sentí terrible
por la falta de atención a un personaje tan rico y al que se le podía explotar
muchísimo. Los mejores momentos de la historia giran en torno a la anciana y
ella fue la que en este libro prácticamente me obligó a seguir leyendo, ella es
la que aunque casi desde un segundo plano y con pocas palabras dirigidas a
ella, provocó una cierta intriga por lo que se avecinaba y la esperanza de que
algo grande llegaría. Ahí Kintu me falló, porque eso no llegó jamás.
Durante
las primeras 250 páginas se avisa al lector de lo que se viene, se habla tanto
del tema que además de aburrir un poco, provoca curiosidad, ansiedad por saber
qué es eso que todo lo va a cambiar, pero en realidad no llega nunca. El nexo
que la autora usa para cambiar la vida de la gente con o sin lex es increíble,
la admiré, pero insisto en que está mal desarrollada. Esta historia podría
haber sido increíble, pero terminó siendo un par de libros en los que probablemente
nunca reincida.
Volviendo un poco a la trama y su desarrollo, para ser una
distopía, o ciencia ficción, o como les guste llamarlos, le falta la parte de
la acción, porque casi no hay. Se encuentra poca y cuando aparecen este tipo de
escenas, siempre son opacadas por algún otro factor. Por otra parte, hay un
intento de romance entre León y Kira que ya era previsible en la entrega
anterior, pero que tampoco me logró convencer. Todo fue más bien un histeriqueo
entre los personajes, todos bastante inmaduros cabe aclarar. La verdad es que
no son personajes dignos de una rebelión contra un sistema tan fuerte y opresor
como el de esta historia.
El final es tan rápido que no alcancé a hacerme a la idea.
Todo sucede en unas pocas páginas, digamos que me hizo acordar a esas
telenovelas en las que en el capítulo previo al final estaba todo
desorganizado, pero en el último pasaban un par de años y todo estaba en su
sitio. No me gustó.
Le dejo 2 estrellas a generación cero. Una por la prosa de
la autora, que estoy segura que, cobrando más experiencia, será excelente. Lo
promete, y espero en el futuro poder corroborarlo. La otra por la elección del
título. Nunca podría haber imaginado uno más acertado y original.
En la vida hay momentos que son suspiros, o estrellas fugaces, también fuegos artificiales. Y existen momentos eternos. Únicos. Porque marcan. Pero también son imborrables.
Resumiendo, “Generación cero” es un libro en el que la idea
del libro anterior decae. Tiene una idea general original pero mal desarrollado.
Podría haber sido mucho mejor, pero no se logró. Si ya leyeron este libro me
encantaría que podamos debatir en los comentarios. Sé que a muchos les encantó,
y que otros piensan igual que yo. Cuéntenme si ya leyeron este libro, que les
parece, o si tienen ganas de leerlo. Nos estamos leyendo.
Gracias a Ediciones B por el ejemplar.
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