Sophie Kinsella
Ediciones Urano
288 páginas
★★★★
A veces el mero hecho de salir de casa puede representar un enorme desafío… Desde que sufrió un terrible episodio de acoso en la escuela, Audrey, de catorce años, se niega a dar un paso fuera de su hogar o a relacionarse con nadie que no sea de su familia. Las gafas oscuras y la capucha de la sudadera se han convertido en sus mejores aliadas. Hasta que conoce a Linus, un compañero de videojuegos de su hermano mayor. Y experimenta una fuerte conexión que despierta en Audrey el intenso deseo de salir de su caparazón… Un largo viaje acaba de empezar. Por suerte para ella, Audrey no tendrá que emprenderlo en solitario. Cuenta con la inteligencia de su psicoterapeuta, con el cariño de su familia, con el ingenio y el humor de Linus. Pero, por encima de todo, cuenta consigo misma. Gracias Ediciones Urano por el ejemplar.
Este es un libro que tengo
hace un tiempo pero que vengo postergando, porque si bien tenía las expectativas
bastante elevadas, también sentía un extraño miedo. Prácticamente predije mi desilusión.
En realidad no estoy segura de sí estoy decepcionada, es más bien un trance en
el que tengo que aceptar simplemente que el libro no era lo que yo esperaba,
pero que de todos modos valió la pena la lectura.
En este libro tenemos como protagonista principal a una
adolescente de 14 años, Audrey, que sufre trastornos de ansiedad bastante
severos. Después de algunos episodios en la escuela relacionados con el bullying,
que la marcaron y la convirtieron en lo que es hoy, Audrey no puede
relacionarse con las personas, ni si quiera puede salir a la calle. Incluso
dentro de su casa usa lentes de sol para evitar el contacto visual. Las miradas
le dan miedo, prácticamente todo le da miedo y vive encerrada en la seguridad
de su casa, sin extraños, sin celular, sin ningún tipo de comunicación con el
exterior. Vive con medicación y asiste a terapia mientras que el mundo continua
ahí afuera, mientras su familia sigue estando bastante loca en casa.
No te das cuenta de la cantidad de gente que hay en el mundo, hasta que comienzan a darte miedo.
Tenemos unos cuantos personajes muy interesantes en este
libro, la familia de Audrey no tiene desperdicios, incluso le da la pisca de
humor a una historia bastante fuerte. La madre de nuestra chica tiene un sobre estrés
enorme, ha dejado de trabajar para poder cuidar de ella y está muy cargada con
los problemas de la casa. Frank, uno de los hermanos de Audrey es una especie
de adicto a los videos juegos y eso le genera muchos dolores de cabeza e
incontables problemas. El padre no colabora mucho con las decisiones del hogar,
más que nada se dedica a abalar todo lo que su esposa diga. Frank es un chico
incomprendido, inteligente y con un carácter fuerte que lo lleva a chocar todo
el tiempo con los miembros de su familia. La casa es prácticamente un loquero,
y en ocasiones eso no ayuda a Audrey a controlar sus nervios.
Un día cualquiera, la tranquilidad y soledad de Audrey es
interrumpida por un amigo de Frank, Linus, que irrumpe en su casa, atraviesa el
muro que la separa de los demás y se acerca a ella. La conexión que surge entre
ellos es prácticamente inevitable y la relación que emprenden, siempre un paso
adelante, siempre llevando a Audrey a nuevos desafíos para sí misma, es algo
emocionante al leer, más que nada por como los sentimientos ayudan a la hora de
necesitar salir adelante. Linus se convierte en la motivación de Audrey y la
lleva casi al extremo.
Durante el trayecto de esta lectura, atravesamos diferentes
etapas en el tratamiento de Audrey, progresos y decaídas constantemente y yo,
particularmente, me sentí un poco… no estoy segura de como describirlo, quizás abrumada
por la enormidad de lo que siente una persona que sufre trastornos de ansiedad,
algo de lo que si bien estoy informada, no conocía casos tan intensos en lo que
la ansiedad pudiese controlar la vida de una persona. Audrey lo está pasando, y
lo cuenta con una ironía excelente que hace que hasta en ocasiones suene divertido,
aunque de eso no tenga nada.
La narración está hecha en primera persona desde el punto de
vista de Audrey, algo excelentemente acertado, puesto que es lo que nos acerca
a su cerebro, sus idas y vueltas, sus miedos, sus problemas y las conclusiones
aceleradas que no puede evitar tener. La narración también varía cuando Audrey está
grabando con su cámara, haciendo una especie de documental de su vida, y ahí la
lectura es en tercera persona, con la voz en off de los personajes que
aparezcan en dichas grabaciones. La pluma de la autora me pareció algo nuevo,
reitero, por la ironía con la que está tratado el asunto, que lo convierte en
algo perfectamente posible siendo que la protagonista tiene solo 14 años. Todo
es muy creíble, y la lectura es tan amena y llevadera que se vuelve adictiva. Prácticamente
no pude soltar el libro desde que lo empecé, y estoy alucinada por eso.
Pero no va a durar para siempre, estarás a oscuras el tiempo que haga falta y luego saldrás.
Me quedó el sinsabor de la incertidumbre, porque hay cosas
que quedan sin cierre y que me hubiese gustado saber. Detalles que son
importantes en la historia, pero que inevitablemente no voy a conocer. El final
no es gran cosa, es un final simple, bastante esperable pero bonito. De todos
modos, la última parte del libro no cumple con mis expectativas, pero no puedo evitar
sentirme feliz por haber leído este libro.
Lo recomiendo, principalmente al público juvenil por la
forma en la que está narrado, pero creo y sostengo que es una historia para
cualquiera, no solo porque a cualquiera le podría pasar, sino también porque
aunque sea ficción, es un excelente testimonio de trastorno de ansiedad.
Los dejo, y espero sus comentarios si ya leyeron el libro, o
si piensan hacerlo en el futuro.
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